¿Quién quiere ser millonario? Pensamientos financieros que destruyen mentes jóvenes.

Según Fernando Villada, María Jesús López-Lezama y Nicolás Muñoz-Galeano, estudiantes de la facultad de Ingeniería en la Universidad de Antioquia “la importancia de la educación financiera no se limita a las personas mayores, sino que se debe empezar a tomar conciencia de esta temática desde la niñez, enfatizando en cada una de las fases del ciclo escolar, hasta llegar a la universidad”. 

Salí de la universidad ¿Y ahora qué hago?

Es la pregunta que muchos nos hacemos al momento de egresar, pues, durante todo nuestro proceso académico, nos encontramos con ideales de “éxito” que, independiente de quién lo hayamos escuchado, nos han predispuesto a pensar que, al contar con un título y en un abrir y cerrar de ojos tendremos la vida resuelta, con el trabajo de nuestros sueños y un sueldo de ganador. Pero ¿Qué tan cierto es esto? 

La verdad, es que al salir del instituto o de la universidad nadie te dice lo difícil que será la cosa y es claro que, si ponemos las ideas en perspectiva, todos debemos hacer el esfuerzo de buscar estrategias y/o mecanismos que nos permitan comenzar a generar ingresos, ahorrar, invertir y muchas otras cosas que nos podrían permitir mejorar y potenciar nuestra economía. Sin embargo, nadie nos enseñó a hacerlo, ni mucho menos nos dijeron todos los aspectos que esto conlleva para lograrlo, tal como contar con una fuente de ingresos periódica o fija, los gastos de la vida “adulta”, entre otros factores importantes a considerar para que esto funcione. 

Pero ¿Qué sucedería si te digo, que tus resultados están dirigidos por nuestras concepciones y las ideas que hemos incorporado y encriptado en nuestra mente a lo largo del tiempo?

De una u otra forma, dicha mentalidad es la que dirige nuestra toma de decisiones. Por ello, es que va más allá de encontrar la técnica milenaria para ser millonarios y/o ser nuestros propios jefes, ya que, los emprendedores, vamos por la misma línea disciplinaria de aprender a manejar nuestros recursos y a unificar nuestros sentidos para percibir ganancias, pues, no siempre las hay y eso también es parte del proceso. 

Un aspecto fundamental, entonces, va a ser enfocarnos en lo hay en nuestra mente y esto es algo que, si entiendes y te permites dominar, tu realidad financiera muy difícilmente volverá a ser la misma. 

Por ello, te traemos algunas sugerencias que podrían guiarte en tus primeros pasos por el camino hacia el equilibrio de tu mentalidad financiera, pero ¡OJO 👀! Vámonos tranquilitos por las piedras, que no es llegar y lanzarse a la vida. 

📍 “La vida es catastróficamente difícil”

Este pensamiento nos asegura que la vida NO es fácil, pero muy internamente sabes, que podría serlo, si así lo deseas. Y esto ¿de qué dependerá? De mi toma de decisiones, de lo que yo decida hacer y en qué enfocarme hoy. 

La verdad es que, si en experiencias previas, no direccionamos nuestra toma de decisiones a poder contar con un plan de finanzas equilibrado que nos permitiera estar tranquilos y en paz con ese tema, si podemos hoy, condicionar nuestro a actuar y generar las condiciones que favorezcan el alcance de nuestras expectativas.  

📍 “No sé por dónde empezar”  

En muchos de los casos, nos repetimos que, de no comprender o no tener todo claro, no sacamos nada con siquiera intentarlo, pues aseguramos que no resultará. Pero ¿Y si mejor te pones a pensar en cuál debería ser tu siguiente paso? 

Has de cuenta de cuando quieres lograr un objetivo en particular, conoces muy bien tu condición actual, sabes los gustos que puedes darte, cual es tu margen de opciones y qué acciones puedes realizar, pero nunca estaremos preparados/as para los imprevistos. Por ende, aprende a concebirte como alguien flexible, solo para que puedas comenzar a generar cambios y hábitos desde una mirada más moldeable conforme a tus expectativas y a los desafíos que te pueda tocar enfrentar. 

📍 “Ojalá las cosas fueran diferentes” 

Este pensamiento nos asegura que NO tenemos el control de nuestras vidas, cuando, en realidad, lo mejor sería pensar desde el ideal de ¿Qué podría hacer yo hoy, para que las cosas salgan de una manera diferente? Otorgándonos a nosotros mismos el poder y la facultad de ser los agentes de nuestro propio cambio, para así tomar las riendas del asunto desde la autoconfianza y la seguridad. 

📍 “Otro cachito más” 

Es normal que, frente a nuevos cambios, comencemos a percibir ciertas situaciones como si fuesen un problema. Por ejemplo, al cumplir 18 años e incluso desde antes, la gran mayoría de nosotros contábamos con el deseo de independizarnos, pues todo quién tuvo la experiencia de vivir solo/a te dirá que es lo mejor, pero nadie te contará el nivel de gastos y responsabilidades que te apuesto no tenias contemplado. 

Desde esta premisa, te sugerimos visualizar cada experiencia como educativa e innovadora y si… puede dar un poco de “cringe”. Sin embargo, aprende a visualizar cada desafío como una oportunidad de mejora, así identificarás con mayor facilidad tus habilidades personales y la perseverancia de la que eres dueño y que quizás nunca te viste en la necesidad de proyectar pues, desde el nicho de confort, todo es más cómodo y fácil de abordar. 

📍 “Tengo que tener todo perfecto y controlado” 

Creo que mejor imperfecto y logrado, que perfecto y todo bonito pero olvidado. No sacamos absolutamente nada de crearnos la idea del plan perfecto y dibujarlo con colores y gráficas, etc, etc, si no lo vamos a implementar y hacer valer de manera adecuada. 

RECORDEMOS SIEMPRE QUE

Nuestros logros dependen más de nuestra constancia, que de la cantidad de dinero de la cual disponemos. Es mejor ahorrar una cantidad mínima al mes, que sabes que tienes y sabes que puedes guardar, a qué no hacer nada factible con ello en lo absoluto. 

Comienza a moverte, a proponer y tomar decisiones, ordenar esa mentecita y pregúntate

Ya terminé mi carrera ¿Y ahora qué? 

Prende tu interruptor de iniciativa y comienza a gestar e implementar cambios que sean tuyos y para ti… Al fin y al cabo, las oportunidades son de quién las toma ¿Y tú, qué estás esperando?

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